Thursday, February 12, 2009



Su primer contacto con el mundo de la música se remonta a cuando tenía cuatro. “Mis padres me introdujeron en el sonido del violín”, dijo. “No fui yo quien lo elegí”.

Realizó sus estudios de violín en la Universidad de Indiana bajo la dirección de Josef Gingold. A los catorce años, apareció como solista con la Orquesta de Filadelfia, dirigida por Riccardo Muti. Debutó en el Carnegie Hall en 1985 con la Orquesta Sinfónica de Saint Louis. Desde entonces ha tocado con las orquestas y los directores más importantes del mundo.

Además de interpretar el repertorio normal de conciertos, Bell ha tocado obras nuevas -Nicholas Maw le dedicó su concierto de violín, el cual Bell estrenó en 1993. Interpretó la parte solista de la banda sonora escrita por John Corigliano para el filme "El Violín Rojo" película por la que recibió un Oscar a la mejor banda sonora. También toca música de cámara.

Actualmente tiene un violín Stradivarius llamado el Gibson ex Huberman (dado a que antes le perteneció a al violinista Bronislaw Huberman), por el cual pagó un precio cercano a los USD 4.000.000.

Como anécdota queda, que el 12 de enero de 2007 Joshua estuvo tocando durante 43 minutos en el metro de Washington, acabando con 32 dolares en su funda.

Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares.
Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.
Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas.
La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?
Una de las conclusiones de esta experiencia, podría ser la siguiente: Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar a uno de los mejores músicos interpretar la mejor música escrita, ¿qué otras cosas nos estaremos perdiendo?

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