Sunday, September 06, 2009













FELIX VICTORINO.

Por Johan Rosario

En días recientes el reconocido comunicador criollo fue objeto de una mordaz crítica
por "quebrantar las convenciones" del tradicional lector de noticias, que desde
siempre ha sido proyectado tieso, cual maniquí de tienda. Félix Victorino se ha
atrevido a transgredir ese tabú, y la fórmula ciertamente ha dado resultado.
Su segmento en Súper Exitos, al menos en lo que a New York respecta e imagino
que lo propio sucede en dominicana, ha calado ampliamente en el gusto del público.
Hay un detalle inobservado por Quiñones en su crónica de Diario Libre -de la cual
nos hicimos eco en este medio- : Victorino gusta más por el fondo que por la forma.
Sus comentarios, sin dudas elocuentes, reflejan a un comunicador de fuste, a un
hombre cuyo norte primordial es abordar objetivamente las noticias, sin miedo ni
tapujos. En un medio en el que escasea tanto la verdad, hay que encaramar a un
pedestal a quienes sí la dicen. Importa poco si se tuerce, si se
rasca la cabeza o si emplea un estilo altisonante. Lo que sí importa, a la postre
es que Félix Victorino se maneja de forma rectilínea y equilibrada -además, cómo no
aplaudir a quien desde el solemne foro de un noticiario es capaz de matar una mosca
en pleno aire, de ser menester. Esa naturalidad no tiene precio -y Barack Obama bien
que lo sabe- empero cualquier otro presentador de noticias criollo se dejaría hasta
picar de una avispa sin inmutarse ni parpadear, todo en aras de mantener una falsa
compostura que lo deshumaniza y convierte en un virtual robot. De tal suerte que
Victorino es humano, y parece ser eso lo que más lo ha conectado con el gran público
que le sigue y aclama. Uso en este caso como ejemplo al aventajado de Jaime Bayly,
cuya corbata azul de siempre fue duramente criticada en Miami. A esto, Bayly
respondió con la sorna y burla consustancial a su estilo: "Uso en mi programa la
corbata azul, la misma todos los días, porqueel mérito de esto debe estar en el
contenido de lo que hablo, no en los atuendos y adornos que me rodean. Va llegando
el momento de probar que hasta despeinado y desaliñado es posible captar la atención
de un público serio. Lo mismo debería decirse de Victorino. Leamos la entrevista,
pues..

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